miércoles, 13 de agosto de 2008

Paranoia

Hombre.
Sonrisa.
Odio.
Muerte.
Grito.
Llanto.
Ojos.
Árbol.
Viento.
Noche.
Silencio.
Oscuro.
Sombra.
Miedo.
Corrí lo más rápido que pude. Hasta que me cansé. Hasta que me sentí agotada. A medida que más fuerte lo hice más libre de culpas me encontré. Necesité olvidarme de todo. Fingí que nada había sucedido.
No hice nada malo, sólo lo que sentí, pero así y todo no estaba conforme. Me detuve cuando no pude más. Por un instante creí que mis piernas seguían corriendo pese a que yo ya no lo hacía.
Escuché como mi respiración comenzaba a normalizarse, poco a poco, lentamente.
Era una noche oscura y no era ni el lugar ni la hora indicada para transitar esas calles. Seguí corriendo sin mirar hacia atrás. Quise borrar esa sensación de vacío que me inundó el pecho.
Intenté visualizar toda la situación en mi cabeza y uno a uno eliminé todos los detalles, de raíz.
Me asusté, mucho.