Salta la térmica.
Me descubro completamente solo.
Comienzo por investigar mis alrededores, incluso esperando encontrar algo en los lugares más remotos.
Dentro de la bañadera.
Debajo de la cama.
Y así, continuo, observando detenidamente todo lo que me rodea.
Definitivamente mi única compañía, soy yo.
Decido tomarme las cosas con tranquilidad.
Prendo la hornalla, lleno una pava con agua y espero a que hierva.
Elijo un té chino para relajarme.
Elijo un té de jazmín.
Percibo nuevamente ruidos.
Escucho un paso seguido de un golpe.
Mi cabeza se desploma sobre la mesa.
Y antes de cerrar los ojos, entiendo que vuelvo a estar acompañado.
Ya no estoy solo.
Se hizo la luz.
lunes, 1 de septiembre de 2008
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