La Milonga.
martes, 26 de mayo de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
Hola, yo siento
Y siento que tengo ganas de hacer las cosas bien, entonces hago las cosas bien y estoy bien, estoy contenta, estoy con fiebre. Pero eso no es importante, lo importante es poder encontrarse en el cambio. Yo cuando me encuentro en el cambio, soy billete y ser billete es duro. Tenés una vida re poco estable, pasas de mano en mano, te convertís en una suerte de rumor de pueblo que va de boca en boca. Es terrible, el rumor de pueblo digo. Si no habla en particular de vos, habla de tus allegados. Si vos no sos puta, tus amigos se drogan. Siempre tienen algo para decir. Nunca tienen nada para hacer. Pero igual a mí que me importa si yo estoy bien porque hago las cosas bien, estoy contenta y no tengo fiebre.
martes, 10 de marzo de 2009
Comprá tu foto
Estás solo, sentado en un banco de plaza en el medio de una ciudad llena de ruido que nada tiene que ver con vos ni la tranquilidad que te caracteriza. Lentamente, abrís tu mochila y entre tus papeles encontrás una foto. La foto que te vendieron como perfecta, la que no podés evitar mirar con detalle "mucha gente sonriendo, tomando coca y comiendo torta", y es en ese momento, en que empezás a reírte libremente y a los gritos, en el que te das cuenta de lo feliz que sos viviendo tu foto, tomando mate y comiendo galletitas hechas por vos.
Pero feliz en serio.
Feliz sin peros.
Feliz con poco.
Feliz con nada.
Feliz, a secas.
Pero feliz en serio.
Feliz sin peros.
Feliz con poco.
Feliz con nada.
Feliz, a secas.
miércoles, 4 de marzo de 2009
sábado, 21 de febrero de 2009
miércoles, 11 de febrero de 2009
Nocturno
Buenos Aires.
Tres y cuarenta, madrugada del once de Febrero.
Estoy parada en el medio de la nada.
No conozco esta ciudad, me olvidé de quién soy y de dónde vengo.
No sé nada, no tengo recuerdos, no distingo caras ni siquiera sé cuáles son mis gustos.
Estoy sola. No siento haber estado acompañada nunca.
No veo gente, ni animales, ni ningún tipo de ser viviente.
Hay edificios y construcciones, altas.
No veo estrellas.
No hay luna.
Piso cielo y cuando alzo la vista veo calle.
Veo caballos arriba de bancos de plazas, arriba de edificios.
Siento inestabilidad, me siento lluvia.
No sé lo que es sentir.
Todo es confundido.
Estoy fundida.
Quizás no sé lo que es sentirse hundida.
Tal véz fue un día.
Pierdo lucidez.
No hay zul. Es de noche.
Ahora me siento azul.
Azul con lluvia y viento.
El viento toca.
Tocar luz.
Tocar la luz.
Recuperé la razón.
Buenos Aires.
Cuatro de la mañana del once de Febrero.
Estoy parada en Avenida Corrientes y Lambaré.
Conozco Buenos Aires desde que nací. Me llamo Mili y vengo de adentro de mi mamá.
Sé un montón de cosas, pero ninguno de mis conocimientos es absoluto.
Recuerdo haber mordido a un perro para robarle la cucha cuando tenía dos años, las caras de
mis papás, mis amigas, mis abuelos y algunas otras pero cada vez con menos detalles.
No estoy sola. Siempre estuve acompañada.
Veo gente, perros, palomas y hasta un gato en un balcón.
Hay edificios y construcciones, altas sí.
Veo un montón de estrellas. Veo una luna increíblemente grande, amarilla y menguante.
Piso la calle y cuando alzo la vista veo el cielo por primera vez.
Acá no hay caballos, eso es en Plaza Italia (donde también hay bancos de plaza pero sólo sobre la plaza)
Me siento nube. Siento establos.
Sé lo que es sentir, me acuerdo perfectamente.
Todo es efecto.
Estoy perfecto.
Quizás no sé lo que es sentirse preso.
Tal véz fui presa.
No pierdo nada.
Acá hay luz. Ya es de día.
Me siento ida.
Azul con vida.
Zul con vida.
Luz con vida.
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